Pienso, a veces, que a las palabras les falta el valor del pincel, es imposible pensar sin palabras, lo que me hace pensar en con mi parco vocabulario, que voy a ser un atrevido al intentar explicar la vivencia de un enfrentamiento “futbolsalístico” (admítanme la palabreja que usaré en el futuro con frecuencia para distinguir los “fútbols”). Y digo que soy un atrevido, porque cuando me siento a “sentir” un encuentro –no me gusta ver los partidos, creo que hay que sentirlos- en el que venía un equipo afamado de éxitos a la humilde morada de un gigante en edad de crecimiento, uno afina todo cuanto es para estar en la cancha, porque hay que estar en la mente de DIEGO, para comprender como dibuja el tiro en su interior, tiene, este chico, el alma de una GLOCK desatada, y parece tenerle tomada las medidas a los porteros contrarios, son muy pocos los que resisten su persistencia y capacidad de colocar el balón donde debe poner la intuición, porque es imposible que el ojo vea con esa precisión.
Tuve el sentimiento de que el Inter Movistar B, era un robot bien disciplinado, que cada jugada estaba predeterminada, y no dejaba mucho lugar a que los chicos escaparan del óleo en el que les había colocado su entrenador. Como fórmula matemática, me gustaron mucho, como equipo de fútbol sala, piezas de una máquina que sigue trabajando aunque su trabajo no sirva para nada. Sentí, que en ese equipo había mucha más capacidad que la que mostraron en el campo. Pero tiñeron su actuación de un color eterno y aburrido, aunque no les niegue eficacia.
Sentí, que hay un chico en el Cobisa, que tiene la capacidad del rabo cortado de una lagartija, vestía de MARIO, y QUIQUE SOTO, le corregía posiciones, o eso me pareció, pero el chico tiene inteligencia y valor para estar a lo que dice el maestro QUIQUE, y lo que lleva dentro. Tiene, si no se crece en la vanidad que suele generar los halagos, un futuro prometedor, es disciplinado y tiene capacidad de crear cuando el espacio se lo permite.
JUANKAR, este hombre de aspecto, cada vez más, caballeresco, gentil, educado y trabajador, brillará siempre por su falta de brillantez, es la pieza del coche de lujo que no se ve, pero sin ella el coche sería un trasto inútil. Los años le van dando solvencia y eficacia, y todavía, de vez en cuando, sorprende con alguna genialidad. Imprescindible, como parece que, la mente de ingeniero del fútbol sala, Quique sabe apreciar.
PARRO, predecible, juega como si fueran dos jugadores en uno, mete ritmo y dribla de forma hábil, muy atento al partido, sube dos tonos su capacidad en la cancha, conduce el balón, a veces por líneas imposibles, y abre sitios donde los espectadores no imaginábamos que existían.
LOREN, transmite la sensación de una molécula, cuyo ritmo de movimiento es difícil de seguir, fuerza, seguridad y mucho aún por hacer. Este chico lleva el fútbol sala en los genes, en él se mezclan fuerza, inteligencia y habilidad.
CARLOS SOTO, demuestra que no juega porque su hermano es el EMPERADOR DEL COBISA , juega porque lo merece, porque tiene experiencia, porque se toma en serio lo que hace, y aprovecha los “porteros jugadores” para decir al equipo contrario, que deben mejorar esa táctica frente a él. Les secó la garganta al INTER MOVISTAR, cuando practicaron esa táctica contra la muralla del COBISA.
JOSE, tiene que mejorar, y mucho, es un jugón, algo tímido, a veces tengo la sensación de que le falta algo de fe en sí mismo y en lo que es capaz de hacer, supongo que el entrenador le trabajará en ese sentido, y si no es así, debería hacerlo, el potencial de este chaval se vislumbra en muchas ocasiones.
MIGUEL, mucha voluntad, y su calidad es como la de los perfúmenes, ahora se trata de conseguir que la misma dure todo el partido.
IVI, aún se está cocinando, parece un ingrediente de calidad, se diluye perfectamente en el guiso del equipo.
DUDU, este chico tiene de todo, desde la capacidad de parar obuses, hasta crear la emoción de hacer jugadas emotivas, aunque pongan en peligro a su equipo, es alma, corazón y vida –que dice la canción- del equipo. DUDU, cuando está en la cancha es COBISA puro, sube a celebrar los goles con sus compañeros, les grita con esa voz de sirena desafinada y chillona, que destaca entre el bullicio de la grada y el ruido del balón y las carreras, pero está activo todo el partido, está en el partido es fútbol sala puro, energético, necesario, que saca sonrisas a un servidor de todos ellos, cuando le observo y el balón está lejos. Aspecto rebelde y honesto, activista de lo emocional, creador de misterios ante las faltas y dobles faltas, portero irrepetible, seguramente, no sólo por su eficacia, sino por su presencia.
QUIQUE SOTO, el hombre siempre enfadado, este hombre que ha nacido con un esquema del fútbol sala en la piel, que es un imán para jugadores que serían más felices con otro tipo de entrenador, seguramente; que hace a la fiesta breve, y al que ganar un partido no es ganar la historia, es un paso más en el trabajo del forjador del acero, en el que enseña mientras aprende, y al que le toca domar potrillos con mucho carácter y poseedores de la soberbia de saber que si están ahí, es porque saben que su entrenador los necesita. Es el entrenador que, en este equipo, está enseñando a jugadores y espectadores a tener una actitud valiente frente a la vida. Un entrenador, que en las derrotas sabrá aprender, y al que espero, si algún día llegan esos momentos, que nadie olvide que fue el director de orquesta de una filarmónica repleta de músico que, solos, podrían dar conciertos, y que está consiguiendo que se armonicen.
Un COBISA, que demostró, que este equipo va más allá del fútbol sala, su afición es todo un clamor en el pabellón.
Como punto final a este pensamiento, personal e intransferible, esta loa, que en momentos de éxito es lo que toca, no olvide el COBISA, que mi cariño es hacia un conjunto que emociona por genio y esfuerzo, eso puede cambiar siendo los mismos, si el esfuerzo no sigue este camino. Cada jugador, entrenador, directivo afición, está sometida a las tensiones propias del equipo y competición que les toca jugar, esto debería seguir siendo así, cuando vengan mal dadas.
Si no fuera así, el trabajo hecho no habría servido de nada.
Ah, se me olvidaba, el resultado fue de 4 a 2 goles a favor del COBISA.