Ayer asistí como invitado a la asamblea de socios del C.D. ILLESCAS, el santo y seña del lugar en el mundo del deporte futbolístico. La Junta Directiva, en las gradas, escalones más abajo que los socios para que la geometría espacial funcionara adecuadamente, estaban en formación de fusilamiento visual, naturalmente. Porque no hubo guerra ni dudas en la exposición de las cuentas y de las estrategias. Hicieron, quienes intervinieron una lectura pausada de los datos, en medio de una ventolera propia de una película de acción, y presentaron datos positivos tanto en números como en estrategias cumplidas de la temporada anterior, datos que fueron aprobados por un lacónico alzamiento de brazos al estilo de las asambleas de la antigua Roma de los senadores. No se cuestionó ni un solo dato o cifra, y es que cada cifra llevaba nombre y apellidos, por lo que no cabía la duda en su veracidad.
Ni un solo aplauso por parte de los asistentes. Y es que a la afición de este club, parece más dispuesta a exhibirse en la pelea por el fracaso que en la anuencia por el éxito. Es lo que suele decirse un témpano.
Se habló de los presupuestos, y estos se han concebido bajo distintos posibles escenarios, no se descarta el tener que virar por el camino, para evitar accidentes. Los fichajes, los nuevos y los renovados (que al fin, también son nuevos), se están llevando a cabo, bajo la promesa a los jugadores de que el club va a cumplir como cumplió la pasada temporada, y a pesar de la COVID -19, no son promesas de amor lascivo, sino de amor sincero, se les exige trabajo y compromiso a los jugadores y se les pagará por ello, seguro. Porque eso dicen las cuentas de la Junta Directiva, los números no están basados en promesas, están basados en hechos reales de futuro, y pueden mejorar los números si las circunstancias acompañan, pero se ha contado con lo posible.
Cualquier jugador que ficha por el ILLESCAS de ahora, sabe que cobrará sin ningún problema, salvo catástrofes. Eso permite a su solvente Director Deportivo, salir al mercado con la cara alta y ofreciendo realidades. Así se construye el futuro, sin duda.
Migueli, se frota las manos, será corta la plantilla seguramente, pero será eficaz para las estrategias y el saber de un hombre honrado y trabajador, como es el entrenador del Illescas.
La asamblea terminó sin que faltara el folklore habitual de estos eventos, es decir, la sabia opinión de aficionados que además de fútbol saben de economía profunda, y que cualquier precio por ser socio es elevado, y con menos dinero se puede fichar lo mejor. En fin, el tradicional homo sapiens, a quien todos deberíamos consultar para saber qué es lo que no hay que hacer. Pero esto también forma parte del fútbol.
Como colofón, y es una opinión muy personal, eché de menos que este equipo, de una localidad toledana con el alma compartida con Madrid, no lleve en sus camisetas el nombre del BOHIO, un restaurante famoso, poderoso, y representativo de Illescas, como el equipo de fútbol. Yo en plan torero, y ya que Pepe no da el paso a ayudar al club, me pensaría hacerle la publicidad gratis, al fin y al cabo, un equipo de futbol que estuviera en categoría superiores, podría ayudar mucho a la economía illescana, y Pepe algo pillaría.
De hecho gracias al Illescas, hoy sale gratis su restaurante en este artículo, un sitio ideal para comer, porque lo hace bien.
Pero eso es otro cantar, y Pepe tendrá sus cuentas y sus amores, a lo mejor, en otro sitio. Nada reprochable desde luego.