GUADALAJARA VERSUS ILLESCAS, O LA GRANDEZA DE SER INFERIORES
En el minuto 11,30, y con el recuerdo del partido jugado en el mes de enero próximo pasado, yo pensaba que ya era noticia que el ILLESCAS, no hubiera encajado ningún gol.
Pensar, la verdad, es que no me daba tiempo, suelo ver los partidos, de forma habitual, un poco en recogimiento y soledad, y a ritmo de sesuda concentración, contemplo el juego desde esa perspectiva que me aleja de la pasión y de las simpatías, para poder ser ecuánime en mis percepciones. Pero esta vez me contagió una alegría que aún no me es cognitiva.
Yo el fútbol, lo disfruto desde una perspectiva que va más allá de las posiciones de los jugadores y de las estrategias de los entrenadores. Suelo contemplar la actitud de unos y otros, porque me interesa más el contenido humano del juego, que las técnicas que el mismo juego tiene, en las que la disciplina es fundamental a lo que parece. Pero los jugadores son seres privilegiados que hacen del dominio del balón y la posición en el campo, un arte. Y como artistas, y dentro de las más estrictas normas que se les imponen, deben saber explotar y superarse. Un magnífico profesor de lengua que tuve en la adolescencia, D. MANUEL PARDÁVILA, se llamaba y espero que se siga llamando, me decía muy a menudo, “JOSEMI, eres uno de los buenos de la clase, no te quepa duda, pero te tengo que suspender el examen porque en tu redacción no has sabido hacer el uso de las subordinadas de forma adecuada, y confundiste las reflexivas con las pasivas –se refería a las oraciones, naturalmente-“, y yo apenado le contesté “sí, pero la redacción requería las oraciones tal y como yo las he redactado, a mi entender”, “pero no era eso lo que se te pedía”. Y me suspendió, naturalmente. Y es que debemos ser capaces de adaptarnos a cumplir lo que se nos ordena, para ser eficaces, y en ese “confinamiento” que es la norma, explotar el interior que nos hace ser nosotros, mejorándonos en el trabajo sin romper el cuadro propuesto, dándole nuestro toque personal. La identidad de uno mismo es fundamental, y hay que saber explotar las cualidades que tenemos.
Si no se me entiende, lo aclaro. Hay que ser disciplinados, pero dentro de la disciplina hay que ser capaces de ser imaginativos, rebeldes, creativos, o todo un partido de fútbol se convierte en un problema de matemáticas, árido y aburrido, cuya solución es lo que importa, y no el desarrollo para encontrarla.
Cuando en la entrevista post partido, se me permitió preguntar al SR. NAVARRO MONTOYA, a la sazón entrenador del GUADALAJARA, tuve que indagarle sobre las debilidades del GUADALAJARA, para que el ILLESCAS, siendo inferior, según él, le rompiera las líneas, su respuesta, abría un debate para el que no tengo capacidad ni tampoco ganas, pero me vino a la cabeza mi profesor PARDÁVILA, y metamorfoseando el ejemplo, le diría con toda la humildad posible: “quítese los espejos, SR. NAVARRO, deje de mirarse y mire a su gente con otra mirada, que sus chicos son muy válidos, han luchado con leones, han trabajado bien, pero no han podido romper ninguna línea de ese equipo inferior que le ha ganado”.
No quiero destacar a ningún jugador del ILLESCAS ni del GUADALAJARA, ambos equipos dieron un nivel de primera a un encuentro de tercera, el GUADALAJARA, trabajó mucho para evitar su derrota, fueron compactos y sabían lo que hacían, además lo hacían muy bien. El ILLESCAS, puso coto a los ataques ordenados del rival, buscaba con un criterio bien concebido trabar, sin romper piernas, las acciones de su rival, y puso en práctica una buena lectura del contrario y del partido, fue un excelente equipo inferior, que supo asestar un golpe letal a quien por muchas razones, tenía derecho a sentirse mejor. Pero no lo fue, y la grandeza de saber ser inferiores y lucir tenacidad y constancia, derrotó al equipo que no supo romper o aprovechar las ocasiones siendo muchísimo mejores, en resumida opinión, del cerebro del equipo, el SR. NAVARRO.
La grandeza tiene la dudosa virtud de alejarnos del suelo hasta las nubes, donde el sol se disipa y la luz es menos eficaz a los ojos para distinguir los objetos. Quizá, un análisis más ponderado y realista le vendría muy bien a las jefaturas del fútbol práctico.
Yo, insisto, quitaría muchos espejos, porque a veces distorsionan la realidad, o eso me parece. Parto de la base, de que mi opinión no vale para lo que se hace en el campo, ni para poner o quitar jugadores, ya saben cómo percibo el fútbol.
Pero quiero hacer homenaje a un hecho simpático, para mí, a ver si soy capaz de explicarlo correctamente, porque la espontaneidad con la que se produjo, aún me hace sonreír, y tengo la sensación que es la mejor descripción del partido. Cuando MIGUELI, el entrenador del ILLESCAS, hizo los últimos cambios, pregunté a IVÁN, ya sabéis que me refiero a ese incansable colaborador y enamorado del ILLESCAS durante tantos y tantos lustros, ¿ahora cuál va a ser la situación del equipo?; Iván me aventuró con dudas alguna cosa, pero teníamos al lado a SIÑO, que había sido sustituido y andaba haciendo culebrilla y gritando a sus compañeros con una intensidad y emoción que daban ganas de abrazarle para que se calmara; pero como IVÁN es un hombre bueno y tenía dudas sobre el nuevo esquema, y no quería que yo estuviera equivocado, trató de cerciorarse en su respuesta, y se dirigió a SIÑO preguntándole : “SIÑO, ahora jugarán un 5-4-1, verdad??, y SIÑO, ya con el 0 a 1 en el marcador, contestó “y yo que sé, ahora jugamos un todos contra todos”.
Quizás no haya mejor forma de definir emocionalmente este partido.
Gracias SIÑO, desde ese momento tuve claro todo lo que había visto en el campo.